Debemos congratularnos y felicitarnos de que el Gobierno de España, hace dos meses aproximadamente, decidiera subir el mínimo por el que un banco se puede adjudicar una vivienda en subasta pública si no existen pujadores del 50% al 60%.
Sin embargo, esta subida se antoja del todo insuficiente. Si no queremos abordar la dación en pago por aquello de que puede hacer que se vuelva a la situación anterior (yo me hipoteco, y si no puedo pagarla le doy las llaves al banco, si vale un 30% menos ¡que lo asuman!), existen otras fórmulas.
La primera sería basarnos en el valor de mercado. El banco se adjudicaría la vivienda, simplemente, por lo que vale. Si el precio de la vivienda ha bajado, puede ser que al cliente le quede un porcentaje sin amortizar. Aquí el cliente pierde, pero si el precio a subido, el cliente se llevará las plusvalías. De esta forma evitaríamos que los bancos especulen con si va a subir o va a bajar la vivienda puesto que no se llevarían ni un céntimo por una eventual subida o bajada del precio. Su negocio sería la hipoteca, no como ahora, que se la adjudican al 60% y la venden al 80% y ganan miles de euros adicionales por ello.
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