La morosidad del sistema financiero español alcanzó, en julio de 2012, la terrible cifra del 9,86% quedandose a las puertas de la barrera psicológica del 10% (¿recordáis cuando hablábamos de barrera psicológica en el 5% o en el 7%?). Y es que según los datos que publica el Banco de España, los créditos impagados en el sistema financiero español se acercan ya a los 170.000 millones de euros.
Pero, ¿qué consecuencias puede tener esta cifra de morosidad para los ciudadanos?
Como los comercios hacen ampliando el precio de sus productos para sufragar los probables robos, los bancos aumentan los tipos de interés de los préstamos porque saben que una buena parte de los mismos, en promedio este 10%, será impagado o de dudoso cobro. Es por este motivo por el que al restante 90% se le cobrará un sobreprecio, precisamente para paliar en parte este efecto.
Además -y parece que todo viene a lo mismo- la guerra de depósitos actual no es nada buena para las condiciones de financiación a particulares y empresas de las entidades de crédito de este país, puesto que si aumenta el tipo de interés al que las entidades captan dinero de la calle, también es previsible que aumente o que no baje el tipo de interés que se aplica a los préstamos personales bancarios, especialmente los de los particulares. Todo ello a pesar de que los tipos de interés de la eurozona y el Euribor estén bajo mínimos.
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