Que las marcas blancas en la actualidad no son como las que primeras que empezaron es una realidad.
En realidad, estas marcas que se caracterizan por no gastar en publicidad y derivados para obtener así mejores precios pero sin descuidar la calidad, ayudan a hacer nuestras finanzas más fáciles.
De hecho una de las preguntas que nos debemos hacer es esa misma necesidad de invertir en publicidad que las marcas de fabricantes, por así llamarlas, a qué es debida. ¿Por qué la necesitan? ¿Son marcas “mediocres” y por eso necesitan de un empujón de marketing para hacerlas más atractivas? ¿Por qué las marcas blancas, en muchas ocasiones, superan a su competencia directa sin necesidad de publicitarse?
Invertir en calidad y mantener una buena relación de la misma con el precio diría que es la máxima del éxito a largo plazo de un producto que, eso sí, sacie una necesidad latente de forma mejor que su competencia, y ya no mejor, si no de forma más eficiente desde el punto de vista del consumidor y del empresario (la inversión debe ser coherente).
Generar valor al cliente y saberlo transmitir también será un factor importante de éxito, incluso aprovechando el buen posicionamiento que determinadas marcas blancas tienen en su haber para poder transmitirlo.
Diferenciarnos, en definitiva, y hacerlo mejor que los demás, seamos el tipo de marca que seamos. Y eso, los consumidores, sabemos apreciarlo.
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