Pocas veces estamos tantos tan convencidos de que los depósitos bancarios deberían bajar el año que entra. Decimos que deberían bajar porque, si se discierne racionalmente, con un Euribor al 0,50%, una banca que debería sanearse y la culminación del proceso de restructuración, la guerra del pasivo debería convertirse en paz.
A nosotros, ahorradores, esto nos viene muy mal. Francamente mal. Pero vemos cómo la inflación está bajando, y ésta puede ser nuestra única alegría. Es decir, tendremos depósitos más bajos pero con una inflación menor.
Por este motivo, es altamente recomendable cerrar depósitos al 4,75% TAE a un año de plazo que no sabemos si mañana estarán con nosotros. Es una rentabilidad excepcional que, en caso de ser superada a lo largo del siguiente año, no lo será por mucho. Será difícil que con los tipos de interés actuales o próximos, alguna entidad se atreva a ofrecer más de un 5%, y si lo ofrecen, tenemos que saber que la diferencia no será demasiada y que no irá más allá.
Por tanto, tomar como objetivo una rentabilidad cercana a la citada y contratar un depósito de estas características antes de final de año puede ser una apuesta magnífica.
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