Parece algo obvio, pero en ocasiones cuando es nuestro propio hijo el que nos pide que por favor le avalemos para que le concedan una hipoteca que en ningún lugar le quieren ofrecer, nos cuesta decir que no.
Lo primero que tenemos que pensar es que si no se la conceden es por algo. Vale que el mercado hipotecario está algo atascado como hemos visto alguna vez, pero con unos ingresos medios y sin estar demasiado ahogado con préstamos no tiene por qué haber problemas, al menos no en todas las entidades de este país, que son unas cuantas.
Siempre saldrá a cuenta que el afectado en este caso pague un diferencial más elevado, etc., por el riesgo o por la ausencia de aval, o una financiación más pequeña y que el resto le ayudemos entre todos que otorgar este aval.
No suelo hablar de casos personales en este blog pero lo cierto es que alguien de mi entorno le ocurrió esto mismo de lo que hablamos, y ahora la persona a la que avaló no puede pagar y le exigen el pago a él. Él tampoco puede, y ahora le subastarán aquella casa (la avalada), se la llevaran por la mitad, y seguirá la hipoteca, que como el avalista tiene otro inmueble, le pedirán que pague con el otro inmueble, total, que se quedará el avalista sin su casa también y a saber qué hacen.
Es por esto por lo que os aviso que es mejor mirar casi cualquier situación antes que avalar una hipoteca, porque ahora puede que no ocurra nada pero … ¿y de aquí a 20 años?
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