Con la subida fiscal que todos sufriremos a partir de mediados de 2010, nuestros ahorros verán mermada su retribución de forma considerable.
Podemos evitar, en la medida de nuestras posibilidades, es decir, con aquello que está en nuestra mano, que esta medida nos afecte al menos lo más tarde posible.
La inversión a corto plazo en depósitos bancarios está, pues, más vigente que nunca, ya que nos permite obtener una liquidación de intereses a menor plazo y además podremos aprovechar las mayores rentabilidades, que se sitúan en esta franja de inversión, ya que en el medio y largo plazo rondan el 3% los mejores salvo honradas excepciones.
Otra opción es optar por un depósito a medio o a largo plazo con liquidación de intereses periódica a ser posible mensual. Esto nos permitirá que, al menos hasta que esta reforma entre en vigor, sólo nos retengan el 18% que actualmente se retiene en concepto de rentas de capital.
Deberemos llevar más cuidado en inversiones superiores a 6.000 euros pues el porcentaje ascenderá hasta el 21%, mientras que para importes inferiores a 6.000 euros sólo aumentará un punto hasta el 19%, por lo que podremos permitirnos cierto margen si nos interesa algún depósito por cualquier otro motivo.
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