La deflación es uno de los principales peligros que una crisis de este calibre puede ocasionar. Entrar en una espiral deflacionista puede hacer que el consumo se retraiga cada vez más pues intentamos consumir siempre un periodo después pues esperamos que los precios bajen cada vez más, lo que ayuda a que la crisis se profundice.
Pero una deflación sana puede fomentar la competitividad entre las empresas de un mismo entorno económico además de ajustar márgenes y costes que además debe ser generalizada, para que los precios de tanto inputs como outputs de cada empresa se vean disminuidos.
El IPC del mes de Octubre ha retomado su tono inflacionista subiendo tres décimas porcentuales hasta situarse en el –0,7% en tasa interanual.
El motivo de esta pequeña subida de tres décimas se debe principalmente al transporte y al vestido y calzado. El primero porque el aumento del precio del carburante fue superior en este mes de octubre que en octubre del año anterior, y el segundo por una recuperación tras unas rebajas mayores que las de hace un año, ajustando ahora los precios al alza.
Es previsible que esta tendencia al alza de los precios se mantenga incluso pudiendo cerrar este año 2009 en positivo.
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