La actual crisis financiera ha puesto de manifiesto la situación laboral que muchos trabajadores inmigrantes venían padeciendo desde hace años.
La elevada tasa de temporalidad junto con la precariedad de los puestos de trabajo en sectores como el de la construcción muy afectados por la crisis ha disparado la tasa de paro de este sector que ronda ya el 27%, frente al 17% de los españoles.
Se estima que en torno a un 60% de este colectivo tenía un contrato de trabajo temporal, y ya sabemos que estos son precisamente los primeros trabajadores que se van a la calle cuando hay algún mínimo desajuste, máxime si es una crisis de tal calibre.
Todo esto ha hecho que las remesas de inmigrantes hacia su país de origen desciendan en más de un 13% durante el segundo trimestre del año en tasa interanual, disminuyendo el poder adquisitivo de estas familias tanto aquí como en su país.
Este problema no hace más que crecer día tras día sin un horizonte claro, haciendo que estos trabajadores acepten trabajos aún más precarios sin unas condiciones y un sueldo digno, haciendo aún más difícil la subsistencia en un país que no es el suyo.
Es importante crear conciencia de esto y ponernos en una piel que no es la nuestra, la piel de un inmigrante que en muchas ocasiones sólo se levanta pensando en qué podré comer hoy.
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