Más de 25 millones de tarjetas de crédito y débito han sido bloqueadas por el llamado “efecto 2010”, una nueva versión del ya famoso “efecto 2000” por el que expertos preveían una catástrofe informática mundial al entrar al nuevo milenio y que finalmente no ocurrió.
Lo que sí que ha ocurrido es que en Alemania cerca de la mitad de las tarjetas emitidas por los bancos regionales alemanes se encuentran, desde el martes pasado, fuera de servicio.
Este fallo es debido, según un comunicado del sector DSGV a “un problema atrasado del año 2000” por el que algunos chips no reconocen el año 2010.
Me imagino la gracia que le habrá hecho a los usuarios de estas tarjetas este problema, y también la gracia que le habrá hecho a estas entidades por los elevados costes que, presumiblemente, les puede acarrear este fallo informático en sus tarjetas.
A pesar de esto las autoridades del país han querido dejar claro que la seguridad de los datos bancarios de cada cliente afectado no se ha visto comprometida, por lo que sólo se quedará en la molestia de la dificultad de disponer de efectivo para muchos clientes.
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