Últimamente se viene observando cierta proliferación de las hipotecas que bonifican su tipo de interés en función de la vinculación asumida por la entidad.
Con el grifo del crédito aún medio cerrado, optar a una hipoteca actualmente requiere de una alta vinculación, avales, garantías, que hacen muy difícil su contratación.
Para camuflar esta vinculación y hacerla más sutil, las entidades financieras se han sacado de la manga las denominadas Hipotecas Bonificadas, hipotecas en las que, si queremos obtener un tipo de interés atractivo, deberemos vincularnos altamente con la entidad.
Domiciliación de nómina, consumo de tarjetas, fondos de inversión e incluso planes de pensiones o de previsión, junto con el ya tradicional seguro de hogar, son ya productos típicos que deberemos contratar o mantener para optar a una hipoteca actualmente.
Gracias a este tipo de Hipotecas Bonificadas, la entidades se asegurarán de mantener un cliente fuertemente vinculado que, en caso de dejar de hacerlo, verá encarecido sustancialmente el tipo de interés aplicado.
Si además de esto, aplicamos una comisión por subrogación elevada, nos aseguramos de que la vinculación se mantendrá durante toda la vida del préstamo, que puede ser, en estos tiempos, toda una vida.
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