Es lo que se desprende de los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), de lo que se hace eco Cotizalia.
En torno a 562.100 jóvenes de entre 20 y 29 años no tiene trabajo, pero es que tampoco estudia ni busca empleo. No hacen nada, por lo que son inactivos a efectos estadísticos. Este número, si incluimos a los estudiantes, que siguen siendo inactivos a efectos prácticos, asciende hasta 1,33 millones.
Este, por un lado sorprendente dato, implica otro que puede ser aún peor, y es que es en el tema de la formación en el que deberíamos preocuparnos más.
Según la EPA, 241.300 jóvenes de entre 20 y 24 años han dejado totalmente de lado sus estudios sin disponer de ningún empleo, ascendiendo este dato hasta 320.800 entre 24 y 29 años.
Asumiendo que sobre todo en la primera franja de edad el porcentaje de jóvenes con estudios universitarios puede ser escaso entre los que dejaron de estudiar antes de los 24 años, más aún cuando es incomprensible que si los tienen no busquen empleo pasando a ser inactivos, estos datos pueden mermar de sobremanera la calidad y cualidad del mercado laboral español.
El número de desanimados, es decir, aquellos que no buscan trabajo porque piensan, simplemente, que no lo van a encontrar, asciende hasta 51.600.
A esto ayuda el hecho de que cerca de 1 millón de estos inactivos, contando estudiantes, vivan aún con sus padres y que no tengan la necesidad de buscarlo.
Esto ocurre a pesar de que en épocas de crisis se suele recurrir al estudio cuando no se encuentra trabajo, por lo que es ahora cuando podemos entender ese paro endógeno que puede rondar el 7% en España que no trabajará pase lo que pase.
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