En nuestras relaciones con las entidades financieras; bancos, cajas, entidades de crédito, cooperativas de crédito y otras, deberemos de tener muy presente la letra pequeña y definiciones de términos en los contratos que firmamos.
Puede parecer una obviedad, pero como a la hora de formalizar cualquier contrato en nuestra vida diaria, la importancia de leer estas cláusulas resulta, si cabe, aún más importante, pues lo que está en riesgo no es otra cosa que nuestro ahorros que con mucho esfuerzo hemos conseguido.
Si queremos, por ejemplo, contratar un depósito bancario, deberemos de no dar por hecho que podremos disponer de nuestro capital incluso pagando un precio. Aunque la inmensa mayoría de depósitos permiten la cancelación anticipada pagando una comisión (precio) por ello, existen algunos en que no está permitida, con lo que, si no lo miramos bien, podremos encontrarnos con nuestros ahorros inmovilizados durante todo el periodo de vigencia del depósito.
Pasará igual con las cláusulas suelo de las hipotecas, comisiones por riesgo de interés y tantas otras comisiones que si no estamos informados correctamente nos pueden sorprender.
Huir de los productos complejos y conocer bien lo que contratamos es una premisa básica que todo pequeño inversor que empieza a mover sus ahorros deberá conocer, para no poner en riesgo su capital, al menos inconscientemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario